En tu cuerpo hoy oí una eternidad, tus palabras decían verdades, amargas… pero honestas. En la soledad de la noche reconfortaste mi alma cuando a tu parecer eran momentos de amistad. A tu lado olvido mi amor, mi paciencia retoma cauce y tu aliento a madera no me deja respirar. Toqué tu cuerpo de seis líneas y entre los acordes de tu figura compuse una canción; le hablé de ti a la Luna y se apagó; le hablé de ti a la soledad y me dejó; le hablé de ti a la melancolía y sonrió… en tu cuerpo lo olvido todo. Sólo en tu cuerpo color barro soy feliz, te tocaré hoy, mañana y siempre hasta que mi muerte nos separe.
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ALMA AGUERRIDA

mi vida enmarcada
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